El ahorro es una falta de fe en la Providencia.

-Sebastião Rastrobar


Necesito bailar en los cementerios.

Inodoro del olvido,
fetidez de angustias,
pulcritud macabra.

Todos deben contestar mis preguntas
para construir mis manos.

Nadie, sino yo,
regresará a vengar mi muerte.

La ansiedad de un bolsillo gastado,
pozo sin fondo en carne viva.
Nada sale del fondo
y la ausencia de tu mano es
irreversible.

Siento la cabeza liviana,
la voluntad febril
aspirando a un naufragio,
a un presentimiento traspapelado.
En una ciudad sitiada
por relojes a deshora
es más dulce pensar la muerte
que atarse a un minuto fugitivo.
En una ciudad que sutura
sus imposibles con quizases
es más grato abrazar el vacío
que sentir la cabeza liviana,
la voluntad febril
aspirando a un naufragio,
a un presentimiento traspapelado,
a este poema.

De Palés Matos a Gaddiel Omar Betancourt

La cadencia del caribe africano de Luis Palés Matos y Nicolás Guillén encuentra en la voz de Héctor Lavoe una de sus cumbres indiscutibles. Sirvan estas imágenes como una suerte de declaración de principios antillana con la cual la voz y el espíritu creativo de Gaddiel Omar Betancourt están en deuda.

Mi gente

DIARIO DE UN POETA ABURRIDO

Un bolero
es la tibia plegaria de lo posible.

Un colchón recostado espera
a una ciudad
que goteando rigurosamente
se da por desapercibida.

con diez años de menos hubiera matado...

-Silvio Rodríguez


Maleable sensación de asco,
tempestad en las orillas:
el vaso de mi vida se derrama.

Una casa en cada pupila; el cuerpo
destilando un arco iris.

Playa desparramada,
sexo de espuma dispuesto a aniquilarme
a esa hora en que el cielo
hace un pacto con la tierra;
la luz con la sombra.

amo a una mujer clara que amo y me ama...

-Silvio Rodríguez


Un recibo gastado en mi bolsillo.
Un ajuste de cuentas corrientes,
suma de noches sin sueño
y lenguas de vidrio.
Ecuaciones elevadas
a la poesía entre dos,
igual a nada.
Nada por nada
igual a todo,
que no es lo mismo
pero es igual.

se lembra quando a gente chegou um dia a acreditar que tudo era pra sempre...

-Renato Russo


Todavía, afuera, el mar. En los caracoles
y en ciertos oscuros pasillos de hotel
mis más sucios deseos se cumplieron.

Isla de ceniza en el vino,
sutura a medio acabar:

¿dónde estaré sin creer contigo
que el agua es más que un analgésico?
¿cuándo creeré que para siempre
siempre acaba?

Busco un instante que me paralice
que se trague lo que queda por decir.

Me perderé en breves estaciones,
anhelando el gozo de la espera
y en un silbido desgarrado
-locomotora de sueños-
dejaré un autógrafo sin prisa.